INOLVIDABLE HAYDEE
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A pesar de que
es imposible, a mi juicio, hablar de la
historia de Cuba, de las últimas décadas, o de la cultura cubana sin
mencionarla, por la impronta profunda
que nos legara, contradictoriamente, sentimos que suele encasillársela en dos
titulares: el de la Heroína del Moncada, o en el de la Presidenta de la Casa de
las Américas, como si eso bastara, para definir o comprender a cabalidad el
papel jugado por Haydée en ambos momentos. Ella fue mucho más, tanto en un caso
como en el otro; pero además, su
papel en la lucha clandestina y en
particular en Santiago de Cuba, o en el exilio, no ha sido suficientemente
estudiado, como tampoco lo ha sido, la diversidad de tareas partidistas, o como
jefe de delegaciones, miembro de la
Dirección Nacional de la FMC, o como coordinadora de eventos tan transcendentales
como la Tricontinental o la OLAS, que desarrollaba simultáneamente mientras
presidía la Casa de las Américas. Y como
si no bastara todo ese intenso accionar, y el deseo que siempre la animó de unir, aglutinar y no de segregar, o
excluir sectariamente, estaba su preocupación por cobijar a artistas
incomprendidos en su momento, pero además entenderlos, escucharlos, al mismo tiempo que amaba pulsar
las expectativas del ciudadano común, del
cubano de a pie. Se deslizaba en las colas, preguntaba, indagaba, siempre
buscando resolver aquellos problemas sociales donde la Revolución aún demoraba
en llegar, como hizo en Amancio Rodríguez,
un pueblo tan alejado y olvidado de nuestra geografía, que ella con su
jocosidad y humor criollo, lo bautizó Macondo; pero que además, transformó para felicidad de sus habitantes. a
tal punto, que a más de cuarenta años de su paso por esa región, aún se la
recuerda como la persona que creó carreteras, un acueducto, o dotó a Amancio de líneas de
ómnibus interprovinciales, o se preocupó por la creación de puestos de trabajo
para las mujeres de aquel pueblo, o se interesaba por visitar las casas de los más
necesitados para llevarles no solamente palabras de aliento, sino cosas concretas con
las que mitigar sus miserias.
Por todas estas
cosas, y porque considero que el conocimiento de su vida y accionar, en
momentos de crisis de tantos tipos, incluso espiritual, puede ser sumamente revelador e inspirador, he decidido hoy, 30 de diciembre, día que
marca su 91 cumpleaños, y no erróneamente como he escuchado el 90, dar inicio a
mi blog: la clandestinidad tuvo nombres y titular su primer editorial: Inolvidable Haydée.
Confieso que no
soy una entusiasta de las redes
sociales; pero sí estoy convencida de su
poder convocatorio y de su alcance, por esas razones, me he animado a emplearlo como vehículo ágil y dinámico para así dar a conocer pasajes
de la lucha clandestina santiaguera y hablar de sus principales protagonistas. Advierto
que no será convencional y espero que no resulte para nada aburrido, sino
que por el contrario, contribuya a revelar aspectos de nuestra historia desde
una perspectiva espontanea y no panfletaria.

Quiero contar
pasajes de la vida de sus protagonistas, y en particular de Haydée por su
contribución a la lucha clandestina en esa provincia y que en el caso
particular de ella, ustedes y yo nos acerquemos a su manera de pensar, a su
sentir. Quiero también regalarles
anécdotas, muchas de ellas inéditas y puesto que no es un blog convencional, narrar pasajes de su vida familiar, laboral; en otras palabras, mostrarla tal y como era, así que nada mejor para inaugurar este blog que develar la confusión
existente relacionada con la fecha de su
nacimiento.
En la Pasión que
me llevó al Moncada, recojo lo siguiente:

El segundo detalle es su fecha de
nacimiento, pues para todos, incluso para la misma Haydée, había nacido un 31
de diciembre”.
Tan es así, que según relatara, se enteró
de que no había nacido el 31 cuando se fue
a casar y vio su inscripción de nacimiento: Entonces lo primero que hizo
fue ir adonde estaban sus padres y les dijo: “¿Eh?. Pero yo no nací el 31 de
diciembre…”.
Otros comentan que en realidad, Haydée
nació el 28 de diciembre; pero que en el momento de su nacimiento, la madre de
Benigno, su abuela, se encontraba en muy mal estado de salud y como nada supo
del acontecimiento familiar hasta el mismo día 31, para ella su nieta había
nacido ese día y no otro. Su autoridad
en el seno de la familia se puso de manifiesto una vez más y como Haydée desde
muy pequeña, se apegó tanto a su abuela, asimiló y aceptó gustosamente esa
fecha como la de su nacimiento.
Por supuesto, una partida de nacimiento en
cualquier otro caso zanjaría la discusión; pero no esta vez, pues si bien
aparece inscrita el 21 de enero de 1923, Benigno –el padre- comentaba con
personas allegadas, que al nacer la niña en los días finales del último mes del
año, decidió inscribirla en el mes de enero porque así al crecer, se evitaría
que al preguntarle alguien cuándo había nacido, le adjudicaran un año mas de
edad.
Una pincelada particular la pone Niurka
Santamaría, hija de Aida y sobrina muy vinculada a Haydée. Ella refiere que:
“El 31 de diciembre era su cumpleaños. Mi
tía Haydée decía que era ese día y no importaba nada. Ella insistía en que mi
abuela Joaquina no tenía la razón, y que a ella la habían inscrito mal- Mi
abuela sí me contó que a su suegra le había dado una apoplejía o algo por el
estilo … La cuestión es que permaneció varios días inconsciente. Al volver en
sí el día 31, y encontrarse con que la niña ya había nacido asoció ambos hechos
y para ella mi tía también había nacido ese día y parece que le introdujo esa
idea, en la cabeza. Por lo menos eso es lo que me contaba mi abuela Joaquina.
Ella repetía una y otra vez que la culpable de esa fantasía de mi tía había
sido su suegra. Claro, resulta obvio que mi abuela y su suegra se llevaban
bastante recio; pero como también mi tía y mi abuela tenían las dos un carácter
fuerte, muy similar, mi tía Haydée desmentía a mi abuela, diciendo que a ella
la habían inscrito mal y que su cumpleaños era el 31 de diciembre.”
En realidad, la fecha más confiable del
alumbramiento es la que aparece en una libretica donde la propia Joaquina
anotara; “Haydée nació el 30 de diciembre de 1922, a las 9 de la mañana”-

Honrar,
honra, dijo Martí y honrar a aquellos que han servido a La Patria y al
pueblo, con su entrega y su consagración, lo merecen mucho más. Feliz cumpleaños, Yeyé!
Yolanda
Portuondo López.
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