domingo, 29 de diciembre de 2013

INOLVIDABLE HAYDEE



INOLVIDABLE  HAYDEE
   

H
ay seres que van por la vida, creyendo que por pisar mas fuerte,  gritar más ensordecedoramente o venderse como  benefactores dejan huellas … Qué lejos están!  Sin embargo, hay otros, que se deslizan apenas tocando el suelo; pero que con su paso suave, ya nada puede llegar a ser igual, porque aún sin proponérselo, son capaces de irradiar de forma totalmente natural y espontanea una luz especial; una luz transformadora, purificadora, renovadora, que al alcanzarnos,  sacan de nosotros lo mejor, incluso facilitan aflorar aquellas cualidades que ni nosotros mismos creíamos poseer. Nos devuelven la fe, la pasión y el amor por una idea, obra  o concepto y nos enseñan a vivir con esa verdad  no condicionada, ni cuestionadora, sino con la certeza que nace de lo cotidiano, de lo espontaneo. A ese segundo grupo de seres iluminados, inspiradores pertenece Haydée Santamaría Cuadrado;  una mujer excepcional que tuvimos la suerte de que fuera cubana, pero que por derecho propio debe figurar entre las personalidades  históricas más importantes y altruistas de todos los tiempos, tan es así, que me resisto a hablar de ella en pasado.
A pesar de que es imposible, a mi juicio,  hablar de la historia de Cuba, de las últimas décadas, o de la cultura cubana sin mencionarla,  por la impronta profunda que nos legara, contradictoriamente, sentimos que suele encasillársela en dos titulares: el de la Heroína del Moncada, o en el de la Presidenta de la Casa de las Américas, como si eso bastara, para definir o comprender a cabalidad el papel jugado por Haydée en ambos momentos. Ella fue mucho más, tanto en un caso como en el otro; pero además,  su papel  en la lucha clandestina y en particular en Santiago de Cuba, o en el exilio, no ha sido suficientemente estudiado, como tampoco lo ha sido, la diversidad de tareas partidistas, o como jefe de delegaciones,   miembro de la Dirección Nacional de la FMC, o como coordinadora de eventos tan transcendentales como la Tricontinental o la OLAS, que desarrollaba simultáneamente mientras presidía la Casa de las Américas.  Y como si no bastara todo ese intenso accionar, y  el deseo que siempre la animó de unir,  aglutinar y no de segregar,     o excluir sectariamente, estaba su preocupación por cobijar a artistas incomprendidos en su momento, pero además  entenderlos,  escucharlos, al mismo tiempo que amaba pulsar las expectativas del ciudadano común,  del cubano de a pie. Se deslizaba en las colas, preguntaba, indagaba, siempre buscando resolver aquellos problemas sociales donde la Revolución aún demoraba en llegar,  como hizo en Amancio Rodríguez, un pueblo tan alejado y olvidado de nuestra geografía, que ella con su jocosidad y humor criollo, lo bautizó  Macondo; pero que además,  transformó para felicidad de sus habitantes. a tal punto, que a más de cuarenta años de su paso por esa región, aún se la recuerda como la persona que creó carreteras,  un acueducto, o dotó a Amancio de líneas de ómnibus interprovinciales, o se preocupó por la creación de puestos de trabajo para las mujeres de aquel pueblo, o se interesaba por visitar las casas de los más necesitados para llevarles no solamente   palabras de aliento, sino cosas concretas con las que mitigar sus miserias.
Por todas estas cosas, y porque considero que el conocimiento de su vida y accionar, en momentos de crisis de tantos tipos, incluso espiritual,  puede ser sumamente revelador e inspirador,  he decidido hoy, 30 de diciembre, día que marca su 91 cumpleaños, y no erróneamente como he escuchado el 90, dar inicio a mi blog: la clandestinidad tuvo nombres y titular su  primer editorial: Inolvidable Haydée.
Confieso que no soy una entusiasta de las  redes sociales; pero sí  estoy convencida de su poder convocatorio y de su alcance, por esas razones, me he animado  a emplearlo como  vehículo  ágil y dinámico para así dar a conocer pasajes de la lucha clandestina santiaguera y hablar de sus principales protagonistas. Advierto que no será convencional y espero que no resulte para nada aburrido, sino que por el contrario, contribuya a revelar aspectos de nuestra historia desde una perspectiva espontanea y no panfletaria.
Quiero contar pasajes de la vida de sus protagonistas, y en particular de Haydée por su contribución a la lucha clandestina en esa provincia y que en el caso particular de ella, ustedes y yo nos acerquemos a su manera de pensar, a su sentir. Quiero también  regalarles anécdotas, muchas de ellas inéditas  y  puesto que no es un blog convencional,  narrar pasajes de su vida  familiar, laboral;  en otras palabras,  mostrarla tal y como era, así que nada mejor  para inaugurar este blog que develar la confusión existente  relacionada con la fecha de su nacimiento.
En la Pasión que me llevó al Moncada, recojo lo siguiente:

    “Desde su venida al mundo, Haydée estuvo rodeada de detalles un tanto especiales. Su nombre, por ejemplo, debió haber sido Aida. Ese era el que inicialmente Joaquina, la madre, había escogido para su primera hija; pero resultó que la madre de Benigno, inspirada en un personaje femenino de El Conde de Montecristo, también había hecho su elección, y no sabemos de qué medios se valió para finalmente salirse con la suya e influir en alguien tan poco influenciable como era Joaquina  a tal punto que la nuera tuvo que conformarse con esperar el nacimiento de su segunda hembra para satisfacer su ilusión.
     El segundo detalle es su fecha de nacimiento, pues para todos, incluso para la misma Haydée, había nacido un 31 de diciembre”.
    Tan es así, que según relatara, se enteró de que no había nacido el 31 cuando se fue  a casar y vio su inscripción de nacimiento: Entonces lo primero que hizo fue ir adonde estaban sus padres y les dijo: “¿Eh?. Pero yo no nací el 31 de diciembre…”.
    Otros comentan que en realidad, Haydée nació el 28 de diciembre; pero que en el momento de su nacimiento, la madre de Benigno, su abuela, se encontraba en muy mal estado de salud y como nada supo del acontecimiento familiar hasta el mismo día 31, para ella su nieta había nacido ese día y no otro.  Su autoridad en el seno de la familia se puso de manifiesto una vez más y como Haydée desde muy pequeña, se apegó tanto a su abuela, asimiló y aceptó gustosamente esa fecha como la de su nacimiento.
    Por supuesto, una partida de nacimiento en cualquier otro caso zanjaría la discusión; pero no esta vez, pues si bien aparece inscrita el 21 de enero de 1923, Benigno –el padre- comentaba con personas allegadas, que al nacer la niña en los días finales del último mes del año, decidió inscribirla en el mes de enero porque así al crecer, se evitaría que al preguntarle alguien cuándo había nacido, le adjudicaran un año mas de edad.
    Una pincelada particular la pone Niurka Santamaría, hija de Aida y sobrina muy vinculada a Haydée. Ella refiere que:
    “El 31 de diciembre era su cumpleaños. Mi tía Haydée decía que era ese día y no importaba nada. Ella insistía en que mi abuela Joaquina no tenía la razón, y que a ella la habían inscrito mal- Mi abuela sí me contó que a su suegra le había dado una apoplejía o algo por el estilo … La cuestión es que permaneció varios días inconsciente. Al volver en sí el día 31, y encontrarse con que la niña ya había nacido asoció ambos hechos y para ella mi tía también había nacido ese día y parece que le introdujo esa idea, en la cabeza. Por lo menos eso es lo que me contaba mi abuela Joaquina. Ella repetía una y otra vez que la culpable de esa fantasía de mi tía había sido su suegra. Claro, resulta obvio que mi abuela y su suegra se llevaban bastante recio; pero como también mi tía y mi abuela tenían las dos un carácter fuerte, muy similar, mi tía Haydée desmentía a mi abuela, diciendo que a ella la habían inscrito mal y que su cumpleaños era el 31 de diciembre.”
    En realidad, la fecha más confiable del alumbramiento es la que aparece en una libretica donde la propia Joaquina anotara; “Haydée nació el 30 de diciembre de 1922, a las 9 de la mañana”-
    Con esta aclaración, y en el marco de su 91 cumpleaños, hemos querido, hoy 30 de diciembre sacar nuestro blog La clandestinidad tuvo nombres y titular su primer número “Inolvidable Haydée”
    Honrar,  honra, dijo Martí y honrar a aquellos que han servido a La Patria y al pueblo, con su entrega y su consagración, lo merecen  mucho más. Feliz cumpleaños, Yeyé!




Yolanda Portuondo López.

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